Por: Raúl Jiménez Lescas
Imagen: Soldados mexicanos, siglo XIX, tomada del libro: A cien años del 5 de mayo de 1862, México, SHCP, 1962, p. 83.
Morelia,Michoacán, 6 de mayo del 2023
Alrededor de nosotros se alinean hombres como Márquez, Asesino de Ocampo; el padre Miranda, clerical; Haro y Tamariz, reaccionarios bajo comonfort; Almonte, quien hizo publicar en París ‘El Plan salvador de la Nación Mexicana’; seis monjes y una docena de oficiales de los bandos reaccionarios desconocidos.
¿Hay lugar para el asombro al ver a la nación mexicana agruparse en torno de su gobierno?
¿Hay que sorprenderse de ver a las tropas responder a su llamado?
Le Temps, París, 23 de julio de 1862.
Michoacán en la década del 60 del siglo XIX contaba con aproximadamente 604 mil 500 habitantes. Su capital, Morelia, villa de Charo, las tenencias de Jesús y San Miguel del Monte con 33 mil ciudadanos; en su territorio florecían 361 pueblos, 2 mil 213 ranchos, mil 255 haciendas y 19 minas. El 20% de la población hablaban lenguas nativas como el P’urhépecha. La economía se sustentaba en la producción agrícola. Los sectores sociales mayoritarios eran los productores agrícolas, campesinos parcelarios, peones, jornaleros y rancheros (donde saldrán algunos “Chinacos”, símbolo del guerrillero liberal); la clase media estaba constituida por profesionistas, pequeños propietarios y comerciantes, militares, bajo clero. La clase pudiente por los hacendados, ganaderos, dueños de las minas y grandes comerciantes.
Michoacán se caracterizó por ser una entidad pro Liberal y, con un sector conservador pequeño, pero muy poderoso. Baste con decir que el Ideólogo del Liberalismo, Don Melchor Ocampo fue gobernador de la entidad y vivía en su hacienda de Pomoca cuando fue capturado por un grupo de conservadores que lo trasladaron a Tepeji del Río, donde lo asesinaron el 3 de junio de 1861. El nicolaita y moreliano, Félix Arreguín Núñez rescató el cuerpo sacrificado de Ocampo para trasladarlo a la ciudad de México y entregarlo al presidente Benito Juárez, más adelante sería médico en la Batalla que nos ocupa, la del 5 de Mayo de 1862 y la de las Cumbres de Acultzingo.
El Liberalismo permeó entre los morelianos y michoacanos gracias al Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo (reabierto por el mismo Ocampo en enero de 1847), los clubes liberales, la prensa escrita, poetas, pintores, músicos, abogados, médicos, que crearon una cultura y una intelectualidad que hicieron época. Por su parte, el Seminario de Morelia sería la cuna de los intelectuales conservadores.
Por su parte, el “Partido Conservador” destacó clérigos de renombre: Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, Clemente de Jesús Munguía y José Antonio de la Peña Navarro. El primero, nacido en Zamora, fue diputado, con elevados cargos en la curia michoacana, rector y docente del Seminario de Morelia, Obispo de Puebla y Arzobispo de México, luego Ministro en Europa del efímero gobierno conservador (1859-1860).
Una vez triunfada la grandiosa, pero poco considerada por la Historia oficial, “Revolución de Ayutla” (1854) al mando de un hijo militar de José María Morelos, Don Juan Álvarez, Tata Juan, antecedente de la “Reforma” de los constituyentes de 1857, estalló la “Guerra de Reforma” (1857-1860) y luego la intervención de la Triple Alianza (España, Gran Bretaña y Francia), la firma de los Tratados de La Soledad y, la “Intervención Francesa” de 1862.
Con estos datos se puede vislumbrar, con toda claridad, la compleja situación que vivió México en esos años. Otro elemento importante de la palestra internacional: Estados Unidos de América estaba en plena guerra, la llamada “Guerra de Secesión”. El Imperio de Napoleón III (el pequeño) escogió el momento, el tiempo y el lugar preciso para intentar sentar un cimiento para su dominio de lo que ellos llamaban “La América Latina”.
Sin embargo, aunque México parecía estar solo ante la intervención francesa, los liberales mexicanos, esperaban que la guerra en los Estados Unidos de América terminara pronto y, que las voces, manifestaciones públicas y escritas se escucharan con mayor fuerza en el vecino del norte; en Chile, el gobierno decidió enviar una delegación diplomática al país agredido, en tanto que Perú, presentó una proyecto de Tratado para una confederación entre las Repúblicas de América.
La Revolución de Ayutla en Michoacán tuvo importantes seguidores liberales como el general Epitacio Huerta, un ex insurgente y decano de múltiples batallas y guerras (como la invasión estadunidense), el general Gordiano Guzmán, José María Ramos, Manuel García Pueblita, Antonio Díaz Salgado y Eutimio Pinzón, quienes se pronunciaron desde el 1º de marzo de 1854 en pro del Plan de Ayutla del general Juan Álvarez. Los triunfos liberales convirtieron a la entidad en un bastión, y el general Juan Álvarez nombró gobernador interino a Gregorio Cevallos y, un distinguido doctor, Miguel Silva, fungirá como consejero decano.
Este es el contexto del tema de nuestra ponencia: La Batalla de Loreto y Guadalupe, oficialmente llamada Batalla de Puebla, pero en realidad ocurrió fuera de la ciudad de Puebla, precisamente en los fortines de Loreto y Guadalupe, porque el comandante en Jefe del Ejército de Oriente, escogió el terreno de la Batalla en esos lugares y fuera de la ciudad de Puebla de los Ángeles.
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