MAESTRO RUBÉN DARÍO (Registrado)

Escucha el artículo.

Tiempo de lectura 1 minuto.


Por Francisco José Audije Pacheco

No digo ya “poeta”,
Aunque lo seas eminentemente,
Querido Rubén Darío.
Yo te llamo “maestro”,
Porque tú eres mi referencia
En las azules letras
Con las que los amantes
De la vida y del amor,
Nos referimos a ellas,
Las mujeres soñadas,
Las mujeres divinas,
Que nos dan la felicidad,
Y embriagan nuestro deseo.

He visto en tus versos,
Rubén de la Nicaragua,
De las cataratas poéticas
Americanas y Latinas,
Algo tan bello y hermoso,
Que no fue tomado
De la tierra carnal
Y pétrea al extremo.
Tuviste que subir
Al Olimpo de los dioses
Para hallar tales ninfas,
Y aquellas princesas
Que todavía te desean
Con su boca de fresa,
Y sus labios carmín.

Los amores que enseñabas,
Rubén de los bosques
Y de las selvas de América,
Son espíritus que habitan
Por siempre en tus obras,
Tan llenas de sueño,
Como de insatisfacción.

Tuviste que embarcar
En la nave misteriosa
Que conduce a otro mundo,
Querido Rubén,
Pues el que habitamos
Nos ha traicionado,
Y pretende otorgar,
Como amor y como amantes,
Algo indeseado,
Decepción vital…

E iremos en busca,
Por siempre a los Cielos,
Del elixir milagroso
Que lo efímero hace tornar,
En la belleza sempiterna
De los más íntimos sueños.


Descubre más desde REVISTA UNIDAD PARLAMENTARIA

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario