EL EGÓDROMO PARTE CIV

Por Luis Mac Gregor Arroyo

Imagen de loulou Nash en pixabay.

hoyoblanco.com.mx

El Sol: Es modesto por naturaleza. Todos los días está en el cielo. Aunque, en ocasiones, se dificulta verlo por las abundantes nubes grises y blancas que lo cubren. Estos días parecen de neblina en las alturas. A veces arriba todo es blanco en vez de azul. Si uno le pregunta quienes somos hasta le hace creer a uno que es Dios o algo hay por ahí. Uno se pregunta si lo habrá dicho en serio. Si bien para ser un humano se debe ser fuente de luz. Por algo estamos afuera de los abismos. Sólo Dios –y los abusados– entienden a El Sol. Grande, silencioso y poderoso. Aún así, con todo y su generosidad, el planeta es afectado por él. Eso es culpa nuestra por dañar la atmósfera. El sólo hace lo que puede. Además, cada día nos da vida y esperanza. El comensal se levanta. Extiende los brazos hacia arriba y se deja calentar por los rayos vespertinos de la estrella. El chiste está en saber que él no tiene manchas y es amigo. Es de los soles más esperanzadores de nuestra galaxia. Se distingue por su alegría; la tristeza se la deja a los incrédulos.


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