De sionistas, fariseos e intelectuales inorgánicos en busca de ser orgánicos de nuevo

Joseph Ramsés Ancira Saba

Ciudad de México 21 de mayo del 2024

Ser antisionista, que le quede muy claro a @enlacejudio, no significa ni de lejos ser judeófobo ni antisemita.

Netanyahu por ejemplo, que hoy tiene orden de aprehensión en la Corte Internacional de Justicia, no es judío ni genética ni religiosamente. Es lo que Jesús habría llamado un fariseo, los sionistas del año 33, o su mejor equivalente, para la comprensión moderna  del término

Un negociante que se sienta en los primeros lugares del templo para hacerse publicidad a bajo costo.

Netanyahu es un tipo caucásico, descendiente de europeos que se convirtieron al judaísmo, quizás por convicción o tal vez por negocio.

Los sionistas originalmente pudieron tener un legítimo deseo de una patria propia en Palestina, aún así gente como Lapid prostituyó al sionismo para hacerlo un negocio, segregacionista primero, genocida ahora.

Los semitas no son solo hijos de Sem, sino de Ismael por tanto el sionismo es la mayor expresión de antisemitismo que se ha dado desde el nazismo.

Un ejemplo actual y tropicalizado: Enrique Krauze es un intelectual inorgánico que busca volverse otra vez orgánico a través de una alianza de escritores con Xochitl Galvez.

Krauze pone sus intereses particulares por encima de los intereses del Estado. Se asoció con Coppel para impedir el ascenso de López Obrador justo después de que la mueblería asesino imprudencialmente a seis mujeres en Culiacán por encerrarlas mientras hacía un arqueo.

El operativo llamado Berlín dio la idea a Netanyahu de crear Team George, una agencia de contrainteligencia literalmente hablando, es decir, el negocio de la empresa es atentar contra la inteligencia de los electores para obligarlos a votar por caciques manipuladores y carismáticos tipo Javier Milei, enquistarlos en la presidencia y luego “a ver cómo los sacas”.

Ahora su tonta útil es Xóchitl Gálvez.

Los intelectuales orgánicos son los que forman parte del aparato de Estado. Carlos Salinas de Gortari tuvo uno de los más eficientes. Ahora es al revés.

Los inorgánicos buscan formar un Gobierno que los vuelva a acuerpar. El Plan tiene la misma falla que el sionismo. La sociedad en México y en el mundo ya desarrolló medios de comunicación propios y un intelecto independiente e inorgánico. Ya no acepta las reglas de la colmena o la de los también llamados “cacas grandes”.

Las abejas reinas funcionan bien en las colmenas, pero en las sociedades democráticas son mal vistas. Xóchitl podrá ser una reyna en la mejor interpretación de la palabra, pero a los mexicanos nos caen bastante mal los Richelieu.

O sea que no queremos tartufos detrás de nuestros gobernantes, ni Netanyahu fingiéndose judíos cuando en realidad son solo una fracción infinitesimal del pueblo judío: la secta de los fariseos.

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores. @UnidadParlamentariaEuropa

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