EL EGÓDROMO PARTE LXXXVI

Por Luis Mac Gregor Arroyo

Fotografía de 13smok en pixabay.com

 hoyoblanco.com.mx

Novia: Atendiendo a un hombre sólo, extraviado, y sin rumbo. La mujer, sin necesidad de brindar extra aparte de lo acostumbrado. Brindó cariño, en el cuarto del motel, al cliente. El pobre hombre no percibía su realidad de manera clara, pese a ello le hizo el amor. Ni Jaime, Akihito –o los otros superpoderosos– pudieron brindarle más atención que esa mujer sencilla. Dicen que estaba enferma, pero es más seguro que se hiciera de una cadena de hoteles. El pobre ingenuo ni siquiera sabía si el planeta continuaba existiendo y, antes de atender a la alegría de la exuberante mujer, mandó cubrir con cristales protectores los restos de la Tierra flotando en el espacio. Aquella quien le dio su teléfono dos veces, y ambas veces desapareció el número de manera extraña, le dijo: “Vete a tu hogar el mundo no ha sido destruido”. El comensal… él, la conoce: “Esa mujer busca pareja, tal vez tiene hijos, tal vez no, pero en sus noches de trabajo, busca amar a alguien”. De la mujer poco se supo después. El hombre la recordó una vez y hasta la quiso hacer esposa imaginaria. No se pudo, ya tenía pareja, pero, de cualquier forma, es posible, quiso seguir auxiliándolo.


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