Mi Señora: Siendo mujer dominante, puso un correo electrónico explícito. Alguien le escribió por vez primera y ella lo citó. Tras pasar ella con su camioneta frente a él mientras iba al lugar acordado, ella no volteo a verlo hasta que el joven alcanzara aquel sitio. De ahí fueron al departamento de uno de sus empleados. Lo dominó y le explicó lo que iba hacer con él. Inclusive pensó en hacerlo rentar un sitio similar y tenerlo ahí, sometido. Él accedió, pero al poco tiempo claudicó. Eso no era lo suyo. Buscaba algo más ordinario. La experiencia no la olvidaría. Ni tampoco cuando el llegó a tener novia. En una ocasión la vio de reojo en una tienda. La mujer dominante y millonaria estaba triste y salió rápido por temor a ser vista por él. Tan segura de ella misma la mujer ahí se vio como era en realidad. Su ideal de hacer de las mujeres empresarias personas más destacadas, se veía doliente. Ese hombre quien estuvo con ella dos o tres veces le dejó huella… el no lo podía creer. Él jamás pensó haberle resultado tan relevante. Meses después él le volvió a llamar y quedó de llamarle después. En su delirio, el hombre perdió su agenda. No volvió a tener contacto con ella, no pudo volver a conseguir su número telefónico. Cuando la conoció no era muy atractiva. Aunque en fotos previas la llegó a ver mucho mejor. Al comensal casi se le sale el corazón al verla: “Tan interesante y tan sola”. La mujer se pierde en la multitud. Vestida de negro con zapatos varoniles y vestimenta conservadora; pero sumamente provocativa sólo para los conocedores. Ella busca amor, no es seguro que desee a varios hombres o mujeres. Tal vez ella ya sabe la respuesta.
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