Tres veces he tenido la oportunidad de probar sus guisados y uno es mejor que el otro. Si quisiera podría abrir su propio restaurante. Sin embargo, Catalino Edi Rojas Valencia descartó tal posibilidad; «lo hago para estar con mis amigos», puntualizó.
El pasado 2 de abril fuimos a su casa; la tarde fue caliente y los amigos fueron llegando, la mesa estaba puesta, de la olla salía un olor que seducía, era un armadillo bañado con una salsa hecha de chile guajillo con orégano, pimienta, clavos y un poco de vinagre. Dos horas le invirtió, lo puso a freír con manteca y después echó el adobo.
Todos nos deleitamos, Edi Rojas dijo que el armadillo también puede cocinarse con chile de molcajete, dorado con una salsita de tomate.
De oficio albañil, aprendió viendo, sabe preparar conejos, armadillos, iguanas, tejones, ceviche de pescado y cócteles de camarón.
Desde su experiencia culinaria, consideró que la carne más suave es la del conejo, mientras que la del armadillo tiene el sabor de todas y la del venado debe comerse de inmediato, después de matar al animal, para que su suavidad pueda sentirse en el paladar.
El primer platillo que preparó fue un caldo de iguana y reveló cómo la cocina. «Se sancocha la verdura con jitomate, cebolla, chile chipotle y ajos, luego se echa la carne para sancochar todo junto. Después se le echa papas, chayotes, zanahorias. Le echas agua y cilantro», explicó.
A veces la caza y otra la compra; para él, la carne de iguana tiene la misma calidad, sin importar si es del cerro o del pueblo.
Mencionó que ésta se puede preparar a la diabla o asada. «A mí me gusta hacerla en caldo porque rinde más y se concentra su vitamina», puntualizó.
Él es generoso por naturaleza; compró como postre unas donas caseras a un par de muchachas que las vendían.
Nos despedimos agradecidos por el manjar que degustamos.
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