En la noche del pasado 9 de marzo, Marilyn Festa se sentó en el suelo del Centro Cultural Tomatlán y dió una demostración de sonidos producidos por sus dos cuencos de metal, uno de cristal y un imponente cuarzo del que dice posee poderes curativos. Al tocarlos al mismo tiempo se complementaron, emitiendo ondas de sonidos que traspasaron la masa del cuerpo del quien lo escuchó, rompiendo las estructuras celulares y armonizándolas.
Los asistentes formaron un círculo para aprender de está mujer italiana, quien los llevó a tener una experiencia que puede calificarse de silenciosa y diversa, ya que los sonidos movieron el centro de cada uno de ellos.
En un español fluido, Marilyn Festa explicó que los cuencos de metal o tibetanos fueron hechos a mano en el Tibet, y se usan para la meditación y el sonido que emiten son agudos, a diferencia del que produce el cuenco de cristal. Acerca del cuarzo ahumado dijo que absorbe la información y ha sido utilizado por los astronautas de la NASA cuando regresan a la tierra; el imponente eco les ayuda a recuperar el sentido de la orientación. Todas las piezas que presentó contaban con sus respectivas baquetas unas hechas de goma y otras de madera.
Aclaró que quien los escucha debe recostarse y cerrar los ojos mientras ella toca otras notas que sabe, provocando que entren en trance en un viaje al interior. Marilyn Festa invitó a los asistentes a tocar estos objetos, y tímidamente lo hicieron: Carlos Ríos Cheya Esparza y Verónica Ríos Jorge se decantaron por el cuarzo de metal; Paloma Montes Vallejo Jesús Melchor, prefirieron los cuencos de metal; Sócrates Lagunas Equihua y Apolinar Vergara optaron por el cuenco de cristal; mientras que Claudio Naranjo le costó lograr emitir un sonido.
A algunos los orientó y concentró, a otros los desorientó y desconcentró, la reacción dependió del estado emocional que traía cada uno.
Todos los sonidos que se emitieron resultaron diferentes, ya que el cuarzo detecta quien ésta agitado, enojado o tranquilo. Otro dato interesante es que la secuencia del cuenco de metal llega a romperse cuando la batuca intenta girarse en sentido contrario.
Sin ninguna preocupación abrieron un diálogo lúdico y las sonrisas se expandieron. Los músicos: Carlos Ríos,Claudio Naranjo, Apolinar Vergara , Jesús Melchor, sacaron sus instrumentos. La guitarra, el arpa, la viruela. Entonces la música y el sonido del cuarzo se unieron pero de formal paralalela imponiéndose por su fuerza el segundo. Los demás olvidaron la vida cotidiana por un momento.
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