Por Luis Mac Gregor Arroyo

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La Mentira: Va caminando por la calle como cualquier transeúnte. La mujer no sabe mucho. Aprende al paso. Muchos dicen que está enferma. No lo parece. Aunque al verla de cierto ángulo da la impresión de que sí. ¿Por qué? ¿Qué mal la aqueja? Es una persona que no aparenta pero lo está. Dicen: “Para estar en el mundo hay que tener fe”. Sí es cierto, pero desafortunadamente a veces para ayudar a los demás hace falta algo más. No abusar. No mentir. No acosar. No violar física ni mentalmente. Hacer eso es torturar de forma completa. Hay personas que usan la fe no sólo como instrumento para vivir; sino para un abuso sin límites ya no digamos económico más bien de gusto por hacer el mal: Lavar la cabeza. Esas personas son los verdaderos psicóticos o quienes nacen así. Tal vez hasta es enfermedad del alma. Dios igual y les tiene piedad; pero el creer mucho no calma nunca la verdad, ni recibir el abuso. El comensal ve a la mentira andante. Una mujer ni muy guapa ni muy fea. Término medio. Una mujer de 23 años con mentalidad de niña: “Es horrible que sienta que atrae a alguien igual no es así. Los fuerza debido a su carácter desviado de estar bien sería otra persona. Entonces sólo tal vez ella sabría si está en lo correcto o, al menos, intentaría ser bella. Por desgracia lo de afuera no refleja el interior”. Ahí va es niña grande diciendo groserías y luciéndose con su buen vocabulario. Sabe que nadie la toma en serio. Por ello obliga. Tal vez usa pistola en mano. En una de esas Dios alguna vez ayuda a quienes necesitan salir de pesadillas como esa. Dios quiera.